4 de junio de 2012

Lavabo-mundo

El mío es uno de esos lavabos rectangulares que tienen el fondo casi plano. Cuando termino de afeitarme y dejo correr el agua, los restos de barba que están en las esquinas se resisten a desaparecer de inmediato por el sumidero. Es entonces cuando pienso, mientras vierto más agua para que se muevan, que se trata de unos pelos rebeldes, perezosos y estúpidos que albergan, probablemente, alguna intención maliciosa hacia mí. Después caigo en la cuenta de que un pelo no puede ser malvado, rebelde, perezoso ni estúpido, y me pregunto si es posible que todo se deba simplemente a que unos han caído más lejos del centro que los otros.

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