1 de mayo de 2017

El trasfondo: ejemplo de una constelación

Con frecuencia, en las Constelaciones Familiares, hablamos del trasfondo.
El trasfondo es aquello que, desde un nivel profundo que no es visible en la superficie, actúa determinando la situación o el problema.
El trasfondo se encuentra fuera de la conciencia de la persona, y mientras eso sucede, ésta no tiene elección.
(Los peces no tienen elección sobre el agua: viven en ella. Del mismo modo, mientras no se hace visible el trasfondo y no tenemos conciencia de él, podemos decir que vivimos en el trasfondo.)
Para hacer visible el trasfondo (y de ese modo tal vez encontrar soluciones) es para lo que se hacen constelaciones familiares. Para eso se sacan representantes en los talleres grupales o se utilizan figuras en las sesiones privadas.
Un ejemplo: una persona a la que nunca le duran mucho los trabajos a pesar de su buena cualificación y de que se dedica a un sector en el que el trabajo no escasea, viene a hacer una configuración en un taller grupal de Constelaciones Familiares. Quiere saber si hay un origen sistémico en lo que le ocurre.
Le pido que elija a una persona que la represente a ella misma, y a otra que represente a la profesión, y que las coloque en el espacio de la sala como lo sienta en su interior, sin pensar mucho, de un modo intuitivo y no racional.
Así lo hace, y lo primero que se ve por la posición de los representantes (y a la propia persona le sorprende cuando se lo hago notar, pero a la vez comenta que de un modo profundo le “encaja”) es que la profesión la mira a ella, pero ella no mira a la profesión. La persona que la representa a ella mira en una dirección diferente de aquella en la que está la representante de la profesión, y hacia abajo.
Le pregunto a la representante de la persona cómo se siente, y responde que no puede dejar de mirar a un punto ahí abajo, como si a sus pies hubiese algo que absorbiese su atención y le impidiese mirar en ninguna otra dirección. Saco entonces a otra representante y le pido que se tienda en el suelo justo ahí a donde mira la representante de la consultante. Al ver esto, por el rostro de la consultante comienzan a correr las lágrimas mientras manifiesta que todo esto le resulta muy raro y que ni siquiera sabe por qué llora. Yo pongo mi mano en su espalda suavemente mientras, mirándola a los ojos con simpatía, le digo que estoy de acuerdo en que es raro, pero que quizá le sirva. Después le explico que, por lo que se ve, ella no mira a la profesión porque inconscientemente está mirando a una persona muerta, probablemente de su familia. Le pregunto si hay alguna persona muerta de su familia que le venga a la mente al ver esto y le sugiero que no conteste inmediatamente, que se dé un tiempo antes de responder.
Se queda casi un minuto en silencio mientras observa a los representantes (es como si en un nivel muy profundo estuviese procesando lo que le he dicho y lo que ven sus ojos) y responde, entre sollozos, que cree que se trata de una hermana, mayor que ella, que murió a los cinco meses de nacer. Nunca antes había pensado que eso pudiese afectarle de alguna manera. ¿Cómo puede ser que esto la haga llorar si para ella su hermana es una perfecta desconocida?
Pero la constelación ha revelado que, en un nivel profundo y no consciente, ése es el trasfondo:
Si la hermana mayor hubiese vivido, habría sido la sexta de los hermanos, y probablemente sus padres ya no la habrían tenido a ella (que ahora ocupa el lugar de sexta de los vivos).
Ella cree estar viva gracias a que la hermana murió.
Y a ese precio no quiere tomar el éxito profesional y la prosperidad que éste conlleva.
Porque si lo toma, tiene que asumir la culpa de que su hermana tuviese que morir para que ella viviese.
Así que fracasa y de ese modo se siente inocente.
¿Y qué se hace entonces?
Cada configuración es diferente, según el trasfondo que haya emergido. En este ejemplo, entre otras cosas, le pedí a la persona que entrase en la configuración y se pusiese al lado de su representante. Una vez juntas la consultante y su representante, les pedí que mirasen a la representante de la hermana muerta y le dijesen despacio, sintiendo cada frase:
Querida hermana, ahora te veo y te doy un lugar en mi corazón.
Tomo la vida al precio que a ti te costó, así no habrá sido en vano.
En tu memoria hago algo bueno con mi vida.”
También le dije que se inclinase ante su hermana haciendo una profunda reverencia y que después le dijese:
Ahora respeto tu destino”.
Así lo hicieron, y la consultante sintió que también quería arrodillarse junto a su hermana y abrazarla. Después de hacerlo dijo que se sentía mucho mejor. La representante de la hermana por su parte, al preguntarle yo, manifestó que estaba en paz y que le daba su bendición a su hermana para que tuviese una vida feliz y llena de éxito.
Desde luego todo esto es muy raro, pero el caso es que sólo después de hacerlo (y ya hemos dicho fue muy emotivo para ella), la persona y su representante sintieron que podían girarse y mirar a la profesión, y acercarse paso a paso a ella.
¿Significa eso que ya se han resuelto sus problemas con la profesión?
No.
Significa que algo se ha puesto en movimiento, dentro de ella, en una dirección diferente.
(Antes de que el trasfondo se hiciera visible, envolvía a la persona sin que ésta fuese consciente ni, por tanto, tuviese elección).
¿Y qué tiene que hacer ahora, contar en las entrevistas de trabajo que ha hecho una constelación familiar y que ya puede mirar a la profesión y moverse hacia ella? ¡La echarán a patadas!
Todo lo contrario: debe guardarse para sí el contenido de la configuración sin compartirlo con nadie, y dejar que la imagen final de la misma haga efecto en su interior. Para ser más precisos: en su alma.
Estoy de acuerdo, repito, en que todo esto es muy raro.
Pero son muchas las veces que he visto que, tiempo después, a las personas les iba mejor.
Hay algo más acerca del trasfondo:
Uno va a configurar un tema delimitado y concreto, y entonces emerge algo que afectaba a su vida entera sin que lo supiera.
El tema, el síntoma, el problema, sólo estaba llamando la atención sobre el trasfondo.
En el ejemplo que hemos referido, como hemos dicho, había más cosas (ésta es una versión simplificada de lo que allí sucedió). Una de ellas era que a la consultante le habían puesto el mismo nombre que había llevado su hermana mientras vivió. Eso refuerza la posibilidad de que la culpa por haber ocupado el sitio que dejó la hermana, y la creencia de que a ella la concibieron para que la sustituyese, la lleve a identificarse inconscientemente con ella. Sé que, con frecuencia, las personas con un trasfondo similar sienten cierta confusión acerca de quiénes son, y de cuál ha de ser el guión de su vida. Por eso también invité a la representante de la hermana muerta a que le dijese a la consultante:
Querida hermana, tú no eres yo
y mi destino no es tu destino.
Me alegro si te quedas en la vida y tienes éxito,
así me respetas.”
Y la consultante sintió que para ella tenía sentido, que sólo quedándose en la vida y tomando el éxito al precio que pagó su hermana la estaba respetando realmente.
No es difícil adivinar que eso va a influir en más cosas además de en la vida profesional de la persona.
A quien no haya estado nunca en un taller de Constelaciones Familiares le habrá intrigado el rol de los representantes: ¿Tienen un papel que representan en función de sus conocimientos de la materia? ¿Se imaginan lo que tienen que representar? ¿Son actores previamente aleccionados?
No son actores; no tienen por qué tener conocimientos previos ni haber ido nunca a talleres de Constelaciones Familiares; no tienen que imaginarse nada.
De hecho, lo mejor para hacerlo bien como representante es no hacer nada. No buscar nada. Pero también no temer nada. Entonces, si estás abierto, sientes un movimiento y lo sigues (tal vez miras fijamente a otro representante, o sientes que te tienes que ir al suelo y tumbarte, o te entran ganas de llorar, o te pesan mucho los hombros…).
Sobre esto escribiré en otro momento (aquí hablábamos del trasfondo). Tan solo añadiré que, para quien lo vive, es una experiencia impresionante, y que con mucha frecuencia tiene la sensación de que no ha ido a ese taller ni hecho de representante por casualidad. Uno suele sentir que lo que ha vivido como representante le sirve también para su propia vida.
Y es que existe un gran Campo que lo conecta todo, y cada persona, cosa, familia, sistema, tiene su campo o, si se prefiere decirlo así, su alma o espíritu. En las Constelaciones Familiares, con gran respeto y por si pudiese servir de ayuda, entramos en él.

24 de abril de 2017

Cambiar el mundo

Le pregunté a mi maestro cómo se puede cambiar el mundo.
-Hay que removerlo todo- me respondió.
Me habían servido tanto sus enseñanzas que lo creí a pies juntillas, y removí y removí, pero al cabo me di cuenta de que, aunque todo parecía distinto, todo seguía siendo igual de atroz. Tan solo habíamos cambiado de pesadilla. Entonces me incliné con respeto ante él y, mirándolo a los ojos, le dije: “He visto que el mundo no se arregla removiéndolo, voy a seguir buscando”. Y me fui a ver a la anciana maestra de arco que vivía al otro lado del valle para preguntarle.
La encontré practicando. Era cierto lo que me habían advertido: no todas sus flechas daban en el blanco. Como si hubiese leído en mi mente, me dijo con sencillez: “De cada tiro que no acierto, aprendo algo”, y luego, con una chispa en la mirada que todavía no he olvidado, añadió: “Lo principal es entender que el blanco que de verdad importa no es el punto que está en el centro de la diana, sino el lugar en el que la flecha y el centro de la diana ya se encuentran unidos. Ése es el que importa”. Después, tras un instante de silencio, aún dijo: “Ahora bien, ese lugar no es a la flecha a quien le corresponde encontrarlo, sino al arquero”.
Yo estaba desconcertado, no la entendía. Además había hecho ya un largo camino, y sus palabras me hacían sospechar que ante mí aguardaba otro todavía más largo.
-¿Y por dónde puedo empezar a buscar ese lugar?-pregunté desconsolado- El mundo es ancho y lo atraviesan múltiples caminos…
Se rió y dijo:
-¡No, no se trata de ir a ninguna parte, no es fuera, sino dentro de ti donde está el lugar al que debes ir!
Y añadió suavemente, casi como si me confiase un secreto: “Justo allí donde siempre te has estado esperando a ti mismo”.